#30secondtransformation, un hashtag que hay que usar más

Sabéis que adoro Instagram. Me encanta la cantidad de cuentas que he descubierto, la gente que he conocido y lo dinámica que es la aplicación, no digamos ya ahora que me he puesto a publicar stories como si no hubiera un mañana! Y aunque es verdad que mis intereses van cambiando y eso se refleja en los instagrams que sigo (unas temporadas son todas de decoración, otras de bullet journal y otras de fitness), hay algunas cosas que me gustan siempre, como las fotos del before-after. Ya hace años que os lo dije, ¿os acordáis? ;)

El tema es que en esas fotos se observa la evolución de las personas y cómo uno puede cambiar su cuerpo, tirando por tierra todas esas teorías de "es que yo soy ancha de caderas", "esta es mi constitución" o "cuando tú des a luz ya me lo contarás". He visto cambios absolutamente geniales.

Pero todo eso que me encanta conlleva sus riesgos. Hay a quien no le motiva sino todo lo contrario, le afecta negativamente porque quiere conseguir lo que han conseguido los demás, o quiere los cambios aquí y ahora, y cada cuerpo es un mundo.

Yo misma publico a menudo fotos donde veis mi cuerpo serrano cuando hago deporte en casa (todas con el hashtag #elhomegymdeanita, por si queréis curiosear) y la verdad es que yo hago esas fotos sobre todo para poder enseñar la cantidad de ropita monísima de deporte que tengo jiji. Pero aun no haciendo filigranas para salir genial (no hago las fotos con buena luz ni siquiera con la cámara reflex), sí me preocupo en mostrar mi mejor versión y a menudo me dejáis comentarios (positivos, gracias!) sobre mi cuerpo. Mi contestación es siempre la misma: lo que se ve depende mucho de la luz, de la postura, de la foto... y no hay que creerlo todo. Yo intento mostrarme lo mejor posible, de la misma forma que intento hacer la foto del desayuno lo mejor posible o que si estoy visitando girafas en Nairobi tiro ocho fotos para mostrar al final mostrar una, la que más me gusta. Y no hay que buscarle otra intención más que la de buscar la mejor estética, pero hay que ser consciente de ello porque, si no, nos volvemos todos locos.

Nadie tiene el abdomen marcadísimo todo el día (recuerdo que lo pensé cuando me encontré a Vikika en el Yakitoro y le levanté la camiseta XD) y no es oro todo lo que reluce ni una verdad unívoca todo lo que se ve en las fotos de Instagram. Porque verdad sí es, pero no la única.

Por eso me gusta tanto este hashtag, #30secondtransformation. Con él hay quien fotos del antes y después pero hechas con solo treinta segundos de diferencia. Con eso se demuestra que lo que vemos en los antes y después hay que cogerlo con pinzas, pues la primera está hecha con la luz o postura o disparo menos favorecedor (o simplemente, lo que salga) y la segunda, buscando la mejor imagen o teniendo más picardía...