Faldas de picnic

¡Buenos días!

¿Arrancamos el lunes con ilusión o qué? Yo, después de un finde muy especial, me dispongo a arrasar y cumplir esta semana con todo lo que me proponga. Me siento flex! :)))) Y por lo que respecta al blog, igual que la semana anterior, me propongo publicar de lunes a viernes, así que a ver cómo se da y espero veros por aquí. ¿Comenzamos? ;)

El otro día, en los comentarios, a propósito de no sé qué, le conté a alguien que el día que ligué con el Bigotes llevaba una falda de picnic. No sé si os he contado esta historia alguna vez, pero nunca es tarde. Era 3 de septiembre, acababa de volver a Melilla después de pasar las vacaciones en Rusia con tres amigas y estaba malhumorada, me fui a la playa con una camiseta de tirantes, unas chanclas y la falda de picnic, la cara lavada, más blanca que la leche y la toalla colgada al cuello. Y de la playa fuimos a tomar algo y ligué, por lo que para mí la falda de picnic siempre ha sido una prenda fetiche jajaja.

Cuando digo falda de picnic me refiero a una falda midi de cuadritos vichy, aquella era de Blanco (d.e.p.) y pasó a mejor vida también hace algunos años. Sin embargo, es un clásico en mis armarios de verano tener alguna prenda de este estilo, porque me resulta cómoda y muy práctica en los viajes, y este año cuando se me puso delante una falda midi abotonada tan de picnic no me pude resistir...

Es un chisquín más larga de lo que me gustaría, aunque no sé si la bajaré al chino que me hace los arreglos a cogerle el bajo o la dejaré así, que no está mal. 

Y aunque este año no ve la voy a poder poner para viajar (os recuerdo que en Irán tocará manga larga y pantalón largo), espero sacarle mucho rendimiento porque me encanta. ¡Larga vida a las faldas de picnic! 

Camiseta: Zara (old)

Falda: Shein

Bolso: Pull

Sandalias: Birkenstock

Gafas: vintage