Me queda una semana para que mi vida cambie un poco. Bueno, bastante. Me queda una semana para dejar de trabajar en el edificio en el que lo he hecho los últimos tres años y una semana y un día para no conocer a nadie, para saludar a guardias de seguridad distintos en la puerta, para no distinguir si el que pasa es el juez del uno o el secretario del cuatro, para salir de mi zona de confort.
Dentro de una semana estaré perdida, pasaré de resolver las dudas del resto a no entender nada, de veterana a novata, de pedir las vacaciones cuando quiera a ser la última en elegir, de ser el perejil de todas las salsas a no caber en ninguna. De tener el control a necesitar de los demás.
Todo parece malo y la verdad es que da cierto respeto, pero en el fondo estoy deseando. Estoy deseando empezar de cero, conocer a gente nueva que no saben quién soy, ni que tengo este blog y que dentro de unos meses seré amiga de los mensajeros porque recibo todos los meses tropecientos pedidos online jajaja. Presentarte cada día ante gente que no te conoce te da la oportunidad de empezar de cero, de esforzarte en ser como quieres ser, de tener que estar de buen humor, de pintarte el ojo cada mañana con esmero y dejar atrás, no sin pena, la rutina y la confianza que da asco.
Mis compis saben todo esto que os digo y que voy a intentar poner lo mejor de mí en mi nuevo destino, así que ayer, cuando llegué al trabajo, una compañera me había dejado sobre la mesa el 20minutos abierto por esta página... :)
