¡Buenos días!
Desde que me preocupo mucho por lo que como y me gusta llevar una alimentación sana y aprender de nutrición, me habéis visto comer pan y declarar que me encanta un millón de veces. Cuando aprendí a contar macros me di cuenta de que podía prescindir de otros carbohidratos como la patata, el arroz o la pasta para poder meterme a cambio unos buenos chutes de pan con lo que sea, porque siempre ha sido mi favorito y un buen pan con lo que sea está de escándalo.
Sin embargo, también sabéis que mi relación con la comida va evolucionando y ahora mi gran afición (es mi afición porque no lo hago como castigo sino como disfrute) es elegir bien los alimentos que como, evitar los prócesados tanto como pueda sin volverme tarumba y comer comida "de verdad", mirando siempre los nutrientes y poco las calorías. Últimamente no elijo lácteos desnatados ni edulcorantes a tope como lo hacía antes y a cambio opto por endulzar menos o dar más importancia (positiva) a esas grasas que ingiero de más.
Y es en este proceso cuando he reducido la ingesta de pan. ¿Por qué?

En todo este aprendizaje sobre lo que es nutricionalmente valioso y lo que es óptimo para mi cuerpo, he descubierto que el pan blanco (y la harina refinada) es un alimento muy pobre nutricionalmente hablando. Que aporta poco, vaya, aparte de calorías y, por tanto, para cumplir con lo que nuestro cuerpo necesita, necesitaríamos consumir en total muchas más calorías. Además de que, en este tiempo, voy siendo consciente de que hay muchas cosas que me gustan tanto o más que el pan.
¿Que si sigo comiendo pan? Claro. ¿Que si me ponen una pulga de tortilla en el bar me la dejo? Por supuesto que no. Pero que ya no desayuno pan blanco a diario, eso también.
Si os interesa este tema, el último artículo del blog Fitness revolucionario es muy didáctico y al leerlo esta mañana he sentido que tenía que compartirlo, ¡decidme qué os parece!
Y de paso contadme... ¿Vosotros tomáis pan a diario? ¿Acompañáis las comidas con pan? ¿Cuál es vuestra experiencia?